4/5/08

Monumento Natural El Morado


Monumento Natural El Morado, está ubicado al fondo del Cajón del Maipo, a un costado de la Villa Baños Morales, Lo Valdés y su campamento minero de extracción de Yeso, sus alturas se marcan desde los 1.750 hasta 5.060 msnm.

Algunas de sus clásicas cumbres son el Cº Chacayas - el menos técnico, aúnque en invierno hay que tener cuidado con las cornisas y avalanchas producidas por éstas, que bajan por los canalones de acceso a su cumbre -, Cº Sn. Francisco, Morado sur y norte, Mirador del Morado, entre los más imponentes.


panorámica de 180º, cara sur-este, el norte es al fondo del valle.


Al final del valle estaba nuestro objetivo, el Galaciar San Francisco y sus grietas que seguramente estarían todas abiertas producto del inusual calor, lo que nos prometía escalada y boulder en hielo.



Inti, ala entrada del valle, al fondo con su franja amarilla el Cº Retumbadero 3825 msnm.





Al poco andar nos encontramos con las pozas de Aguas Panimávidas, éstas se originan por el paso del agua de deshielo por fisuras de Calcita y Yeso, así obtiene la característica de agua carbonatada y un fuerte sabor a Yodo. Las Pozas están rodeadas por una especie de humedales de estepa y tierra que a simple vista parece estar seca o endurecida pero realmente es una masa fangosa y una torpe trampa para los que se aventuran más allá de los senderos marcados.





Una de las pozas de Agua Panimávida.


Al paso de una hora llegamos a la laguna Sn. Franciso, es un muy buen lugar de campamento y por lo mismo, decidimos con Inti desayunar e hidratarnos bien, ya que no volveríamos a saborear nada hasta la noche, en eso, nos sorprendieron unos arrieros con mucha gente subiendo al glaciar en mulas.



Vista hacia el Norte del valle, el paso de turistas en mulas hacia el glaciar, al fondo Cº Sn. Francisco, Morado y su alucinante pared sur.

De aquí en adelante todo debe ser muy rápido, nos falta todavía como una hora para llegar a un buen lugar e instalar un campamento alto en el glaciar, quedar cerca de las grietas y escalar todo lo que podamos hasta la noche, ¡vamos , andando!, no hay tiempo que perder!.



Ya todo resuelto respecto al campamento, nos apuramos en subir en busca de alguna palestra de hielo y... ¡sorpresa!, ante nosotros aparece un bloque suficientemente garnde como para que la mirada de Inti con una mueca de sonrisa me confirme... ¡AQUI NOS QUEDAMOS! y sin decir palabra alguna, felices, comenzamos a colocarnos los crampones.


Inti, en el boulder de hielo.



Lo que quedaba del día nos la pasamos jugando, escalando y practicando, movimientos, técnica y anclajes, como último repaso antes de internarnos al glaciar y poder escalar sus grietas, sin problemas.

En la mañana del otro día, comenzamos el desayuno con bastante frío, pero nuestro buen ánimo fue inquebrantable, lo acompañamos con mate y galletas - el desayuno de campeones -, no nos dimos ni cuenta y ya estábamos en marcha.



El amanecer en el valle, nuestra vista desde el vivac, al fondo, de izquierda a derecha, el Cº Corona, Vega, Retumbadero y Retumbadero Alto.


La cumbre de la pared sur del Morado, alcanzada por los primeros rayos de sol.

Nuestro humilde hogar, Inti en la cocina, calentando el agua para el mate.



Nos alistamos y partimos en direción nor-oeste, por el lado izquierdo del glaciar, hacia las grietas, pasando por una de las 4 cuevas de hielo, que hace unos 3 años atrás 3 de ellas no existían. Parece que el calentamiento global, marca nuestra extinción en forma implacable y silenciosa.



De las 4 existentes, esta era una de las más grandes bóvedas de hielo.


Seguimos avanzando, ganando altura, hasta que el glaciar sumamente disminuido y craquelado, nos cercó el camino y obligaba aventurarnos a su milenario mundo bajo cero, las tronaduras y desperndimientos de la masa de hielo del glaciar colgante del Sn. Francisco nos mantenía alerta, los crugidos de las grietas en la parte alta del glaciar, en donde éste tiene una forma convexa y se extiende bajando hacia el valle, nos recordaba que estábamos dentro de un complejo ciclo de vida de una masa de hielo elástica, en movimiento y en vías de extinción.


Buscando pasar por los puentes de hielo entre las grietas.


Al fin encontramos una grieta que estaba bastante seca, vertical, de unos 20mts aprox. y que reunía aspectos mínimos de seguridad, armamos el anclaje y a escalar!!!



Buscando hielo bueno para hacer el anclaje.

Inti desescalando la grieta.





Escalamos por horas, hasta avanzada la tarde, retornamos al campamento por el lado derecho del glaciar, lo que nos mantuvo entretenidos cruzando por puentes de hielo, saltando, escalando y desescalando grietas para poder pasar, a nuestro antojo.




Ya cerca del campamento nos volvimos a encontrar con las cuevas y decidimos matar el poco de tiempo que quedaba en intentar uno que otro boulder.




Nosotros queriendo quedarnos otro día, ¿que podíamos hacer?, eso debe pasarle a todos los fanáticos, siempre forzando las situaciones y nunca saben cuando parar, teníamos los minutos contados y debíamos bajar velozmente ya que unos amigos nos llevarían a Santiago en auto y nos estarían esperando en Baños Morales, desarmamos rápido y con la mochila en la espalda, bajamos trotando para llegar a tiempo y alcanzar a comer algo, que a esa hora de la tarde, el "desayuno de campeones" nos había abandonado.


Ya en Baños Morales pasamos a "Los Chicos Malos", una hostería abierta todo el año, ahí como de costumbre nos atendieron como visitas ilustres, devoramos unos panes y brindamos con una cerveza....¡Gracias Tía!, siempre procupada y cariñosa, si todos tuvieramos esa actitud ante los demás, el mundo sería muy distinto.


La bajada a Santiasko fue rápida y pronto estábamos en el metro.